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InicioFilosofía y Sociedad¿Machos beta? Crónica de una generación confundida entre podcasts, testosterona y algoritmos

¿Machos beta? Crónica de una generación confundida entre podcasts, testosterona y algoritmos

En algún rincón de YouTube, entre videos de recetas keto y tutoriales de cómo «hacerte millonario desde tu casa», florece una fauna peculiar: los gurús de la masculinidad moderna. Con micrófonos dorados, barba delineada y mirada de tipo que leyó a Nietzsche (o al menos un tweet que lo citaba), nos hablan de los “machos beta”, esa supuesta subespecie masculina que, según ellos, está destruyendo la civilización occidental… o al menos perdiendo demasiadas citas en Tinder.

gurús de la masculinidad moderna.

¿Pero quiénes son los machos beta?

En el léxico de las comunidades «red pill» (otro término que merece una columna aparte), un macho beta sería ese hombre sensible, que escucha, que duda, que pregunta antes de besar. Un espécimen que prefiere discutir el sentido de la vida antes que levantar 100 kilos en press de banca. Un aliado, un padre presente, un psicólogo aficionado. En fin, un hombre que no se ajusta al molde rústico y oxidado del «macho alfa«, ese que caza, lidera y nunca, jamás, dice “me siento inseguro”.

Macho Beta aliade

¿El problema? Que en esta reinterpretación pseudo-evolutiva, todo lo que suene a empatía o vulnerabilidad masculina se vuelve sospechoso. El beta se convierte en el chivo expiatorio perfecto para un mundo que ya no responde a las jerarquías de la cueva ni a las reglas del patriarcado clásico.

El algoritmo como tótem tribal

En Uruguay —y en Iberoamérica toda— no estamos exentos de esta narrativa. A un clic de distancia, jóvenes de Montevideo, Salto o Maldonado pueden quedar atrapados en una espiral de contenido que les dice que su problema no es el desempleo, la inflación o la falta de políticas públicas, sino… ser demasiado buenos.

Esto no es casual. Plataformas como YouTube, TikTok e Instagram han refinado sus algoritmos para premiar lo polémico, lo viril, lo viral. ¿Una reflexión compleja sobre la masculinidad en el siglo XXI? Pocas vistas. ¿Un tipo gritando que «las mujeres no quieren a los buenos»? Boom: 1 millón de reproducciones.

Como explica el sociólogo argentino Pablo Semán en esta entrevista, muchos jóvenes hoy “politizan su vida íntima” no desde lo colectivo, sino desde el reclamo individual: “yo merezco amor, éxito, respeto”, sin pensar qué estructuras sociales hay detrás.

De Gardel al beta: ¿una nueva masculinidad criolla?

Claro que la figura del macho en Uruguay siempre fue compleja. Entre el mito del varón callado que todo lo sufre y el chamuyo de esquina con mate en mano, hay toda una constelación de identidades que no entran en los binarismos de alfa y beta.

De Gardel al beta: ¿una nueva masculinidad criolla?

Hoy, más que nunca, necesitamos masculinidades reales, con permiso para llorar, reír, equivocarse, criar y repensarse. Machos beta, si eso significa empatía, escucha y coraje emocional, entonces ojalá todos seamos un poco beta. Y si eso te molesta, quizá el problema no está en los hombres, sino en el espejo.


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¿Machos beta? Crónica de una generación confundida entre podcasts, testosterona y algoritmos

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gurús de la masculinidad moderna.

¿Pero quiénes son los machos beta?

En el léxico de las comunidades «red pill» (otro término que merece una columna aparte), un macho beta sería ese hombre sensible, que escucha, que duda, que pregunta antes de besar. Un espécimen que prefiere discutir el sentido de la vida antes que levantar 100 kilos en press de banca. Un aliado, un padre presente, un psicólogo aficionado. En fin, un hombre que no se ajusta al molde rústico y oxidado del «macho alfa«, ese que caza, lidera y nunca, jamás, dice “me siento inseguro”.

Macho Beta aliade

¿El problema? Que en esta reinterpretación pseudo-evolutiva, todo lo que suene a empatía o vulnerabilidad masculina se vuelve sospechoso. El beta se convierte en el chivo expiatorio perfecto para un mundo que ya no responde a las jerarquías de la cueva ni a las reglas del patriarcado clásico.

El algoritmo como tótem tribal

En Uruguay —y en Iberoamérica toda— no estamos exentos de esta narrativa. A un clic de distancia, jóvenes de Montevideo, Salto o Maldonado pueden quedar atrapados en una espiral de contenido que les dice que su problema no es el desempleo, la inflación o la falta de políticas públicas, sino… ser demasiado buenos.

Esto no es casual. Plataformas como YouTube, TikTok e Instagram han refinado sus algoritmos para premiar lo polémico, lo viril, lo viral. ¿Una reflexión compleja sobre la masculinidad en el siglo XXI? Pocas vistas. ¿Un tipo gritando que «las mujeres no quieren a los buenos»? Boom: 1 millón de reproducciones.

Como explica el sociólogo argentino Pablo Semán en esta entrevista, muchos jóvenes hoy “politizan su vida íntima” no desde lo colectivo, sino desde el reclamo individual: “yo merezco amor, éxito, respeto”, sin pensar qué estructuras sociales hay detrás.

De Gardel al beta: ¿una nueva masculinidad criolla?

Claro que la figura del macho en Uruguay siempre fue compleja. Entre el mito del varón callado que todo lo sufre y el chamuyo de esquina con mate en mano, hay toda una constelación de identidades que no entran en los binarismos de alfa y beta.

De Gardel al beta: ¿una nueva masculinidad criolla?

Hoy, más que nunca, necesitamos masculinidades reales, con permiso para llorar, reír, equivocarse, criar y repensarse. Machos beta, si eso significa empatía, escucha y coraje emocional, entonces ojalá todos seamos un poco beta. Y si eso te molesta, quizá el problema no está en los hombres, sino en el espejo.


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